jueves, 16 de mayo de 2019

Documento: "Los pueblos y ciudades que deseamos"

DOCUMENTO:
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Los pueblos y ciudades que deseamos

Para los cristianos socialistas la ciudad debe ser un territorio donde se pueda desarrollar lo que Lionel Jospin llamaba la “utopía cotidiana”. Un lugar con mayor capacidad de autogobierno, sabiendo que el gobierno local basa su legitimidad histórica como representante próximo de la comunidad.

Los municipios son el puente entre la política institucional y la sociedad civil. Es importante dotar a los ayuntamientos de recursos legislativos y financieros para que de verdad puedan desarrollar un espacio de libertad, igualdad y fraternidad, teniendo como idea central una solidaridad entendida como una opción preferencial por los más desfavorecidos, buscando el evangelio emergente en cada espacio  de la ciudad o municipio.

Las tasas de desempleo en España y el desarrollo de la democracia son incompatibles. Las altas tasas de desempleo hacen que  el/la ciudadano/a no pueda desarrollar sus derechos de ciudadanía: no vota, no tiene trabajo, vive en zonas marginales, se siente excluido de las instituciones. Y que otros, aquellos  que sí pueden ejercer su ciudadanía, lo hagan desarrollando valores antisociales como, la insolidaridad, la intolerancia y la xenofobia, en  bajo el pretexto del miedo a quedar fuera del sistema. 


Desde la política municipal hay que hacer un esfuerzo para evitar el desarrollo de una “riqueza excluyente” y hay que fortalecer un “bienestar integrador”. Eso se hace potenciando las políticas de integración social y cultural, el acceso a la educación, a la vivienda, combatiendo el racismo y la xenofobia y, fundamentalmente, trabajando contra el desempleo. Desde los ayuntamientos es imprescindible generar políticas inclusivas que propicien recursos sociales, educativos y culturales como medio para promover   la participación política, económica, social y cultural de los ciudadanos y ciudadanas residentes en los barrios más empobrecidos de los pueblos y ciudades.  

Desde Cristianos Socialistas pensamos que los pueblos y las ciudades son el lugar preferente donde se desarrolla la democracia y, por lo tanto, es un deber fundamental del socialismo hacer pueblos y ciudades justas.  Una justicia que se desarrolle en unas instituciones que sean el resultado del amor mutuo y la fraternidad. Una justicia que represente al buen samaritano, que dé de comer a los hambrientos, que acoja a los inmigrantes, que haga libres a los oprimidos. Pueblos y ciudades justas que no sean círculos cerrados sino territorios donde el amor sea un vínculo para convertir las relaciones sociales en relaciones fraternales. 

Somos conscientes que la crisis ha hecho que el nivel de crispación se eleve y se desarrolle en su máxima expresión mediante una especie de darwinismo social que avanza bajo la lógica del “sálvese quien pueda”. Esta crispación debe de ser diluida con la potenciación de la fraternidad, un valor que es la raíz de la lucha por la justicia y la igualdad. Hoy en día, más que nunca, donde no hay fraternidad difícilmente encontraremos libertad e igualdad. 

El Grupo federal de Cristianos Socialistas, desde nuestro compromiso de tender puentes entre el mundo socialista y el mundo cristiano, nos comprometemos a contribuir, en los pueblos y ciudades, a:

Fomentar la cooperación entre agentes sociales para llevar a cabo todos los programas que construyan pueblos y ciudades   más humanas, donde las personas sean el centro de las iniciativas políticas. 

Generar políticas inclusivas que propicien recursos sociales, educativos y culturales como medio para promover la participación política, económica, social y cultural de los ciudadanos y ciudadanas residentes en los barrios más empobrecidos de nuestros pueblos y ciudades. 

Considerar lo religioso y la espiritualidad como algo positivo, impulsando una laicidad incluyente, que respete la libertad religiosa, ideológica y de conciencia. Planteamos que lo religioso y espiritual no son elementos exclusivos del ámbito privado, sino que también tienen una praxis en el espacio público de los pueblos y ciudades.

Diseñar políticas que promuevan la participación ciudadana en la gestión de los asuntos religiosos como un factor positivo e integrador, desde la igualdad administrativa y la colaboración con todas las formas de culto legalmente establecidas en los pueblos y ciudades.

Conservar y difundir el patrimonio cultural, arquitectónico y festivo. La comunicación y el diálogo sobre las características del patrimonio cultural de nuestros pueblos y ciudades facilitará su desarrollo socioeconómico y su identificación como comunidad.   

Impulsar la integración social y cultural. El incremento de la población inmigrante pone de manifiesto el aumento de la diversidad religiosa en nuestros pueblos y ciudades, con nuevas necesidades y con nuevos conflictos en algunos barrios. Todo ello debe resolverse desde la óptica de la integración, donde las entidades que trabajan en la acción social y en la gestión de la interculturalidad y la diversidad de creencias son óptimas interlocutoras entre la población autóctona y la inmigrante.

Desarrollar iniciativas que favorezcan la sostenibilidad medioambiental de los pueblos y ciudades e impulsen el compromiso de los ciudadanos y ciudadanas con la ecología integral que  nos ayude a combatir el cambio climático.

Aprobado por la Comisión Federal de Cristianos Socialistas en Madrid, 
a 30 de marzo de 2019