martes, 2 de febrero de 2016

Colaboración "Actívate" #CS3_0 / Artículo opinión

Rafael Montes. Ingeniero y sociólogo.
Miembro de Cristianos Socialistas PSOE #CS3_0
Opinión: "Finitud planetaria"
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El planeta Tierra no dispone de agua dulce, ni masa forestal, ni atmósfera limpia, ni energía suficientes para que se pueda alcanzar un desarrollo económico global y generalizado cercano al de los países ricos.



Desde 1972, en Estocolmo, hasta la última cumbre celebrada en París, en 2015, las Naciones Unidas vienen celebrando encuentro internacionales, al más alto nivel de los Estados, sobre los problemas de la humanidad, en el intento de encontrar vías de solución para la convivencia pacífica de los pueblos y en la búsqueda de un desarrollo global equitativo e integral de los seres humanos,  respetando y haciendo  sostenible los recursos del planeta Tierra. 

El Papa Francisco, está demostrando que conoce bien cuáles son los grandes problemas de nuestro mundo, y no ha querido quedar al margen del gran debate del desarrollo humano, entendiendo que es absolutamente necesario alzar su voz certera en la Iglesia y en toda la humanidad para difundir el mensaje del Cuidado de la Creación: Que para salvar de forma integral a la humanidad hay que incluir también a toda la Creación, respetando y haciendo sostenible la riqueza y los recursos de nuestro planeta Tierra.

Por eso, en su Encíclica, Laudato si, (24 de mayo, 2015) va en línea con la tesis del Teólogo Leonardo Boff que defiende en su libro, Grito de la Tierra, grito de los pobres…

 «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba» 
No sabemos con certeza si alguna de las especies de animales superiores comparten con nosotros los humanos la conciencia de finitud de la vida como individuo, que adquirimos muy pronto, casi desde niño, con la seguridad de que a uno le llegará la muerte más tarde o más temprano. Sin embargo, al menos en los humanos, todavía no se ha generalizado la conciencia de que los recursos naturales acabarán por agotarse irremediablemente en un tiempo brevísimo para la existencia del planeta – según predicen los datos - y quizás en un periodo muy corto de la última parte de la historia de la humanidad. La antroposfera es un eritema que empezó a brotar en la epidermis del planeta Tierra  hace unos pocos millones de años pero se ha convertido para éste en un terrible melanoma.

La escasez de un elemento vital para la vida como el agua, la rápida y creciente deforestación de la Tierra y el agotamiento previsible en menos de un siglo de casi todos los recursos energéticos fósiles, aportan suficientes y claros datos para alimentar la percepción de la referida finitud planetaria.

Como es conocido, la población mundial se acerca a los 6.500 millones de habitantes.  De éstos, unos 1.500 millones han alcanzado el máximo de desarrollo económico; forman lo que llamamos los países ricos. Además, hay dos países asiáticos muy poblados, China y la  India, de muy  rápido crecimiento económico, que tienen muchas aspiraciones y  más posibilidades de acercarse relativamente pronto al anhelado estado de consumo de los mencionados países ricos. Si llegaran alcanzar dicho objetivo, se sumarían otros 2.500 millones más a la lista del mundo considerado rico. Pero existen dos impedimentos graves que están poniéndoles obstáculos en su carrera: los limitados recursos de la Tierra y la reticencia de los países ricos a que sus ciudadanos tengan que renunciar a su acostumbrado nivel de consumo. No hace falta recordar, creo, que el sostenimiento del desarrollo y la estabilidad económica de los países ricos están basados en la acumulación de riqueza y en una producción y consumo creciente. 

Pongamos como ejemplo sólo tres productos emblemáticos de consumo y de derroche del modelo de vida de un país altamente desarrollado: el agua potable,  el papel higiénico y el combustible para los vehículos.  

Si los aspirantes a países ricos gastaran por habitante y día los 700 litros que consume de promedio un norteamericano en el ámbito doméstico, (http://www.treehugger.com/files/2008/06/genepax-water-powered-car-japan-debunking.php) serían necesarios suministrarles al año (700 l x 365 d x  2.500.000.000 h)/1.000 m3 de agua, es decir, 638.750 H3 para su consumo doméstico, y nueve veces más (de promedio) de esta cantidad para el regadío y la industria. Resultando un consumo aproximado de agua dulce total que alcanzaría la cifra de  6.387.500 Hm3. Nota: El caudal del río Amazonas, el más caudaloso del mundo, que vierte al océano 200.000 m3 por segundo, sería insuficiente para suministrar tal cantidad de agua dulce.

En cuanto al papel, según informó la compañía sueca Svenska Cellulosa, el consumo medio de papel para uso doméstico en EEUU es de 20 Kg. por persona y año, para lo que es necesario producir unos 30 Kg. de madera por persona y año. Si se hiciera extensivo este nivel de consumo a los 2.500.000.000 de ciudadanos entre chinos e indios sería necesario 50 millones de toneladas métricas de papel cada año y para ello habría que deforestar  105 millones de hectáreas de bosque, o lo que es lo mismo, una superficie equivalente al doble de la península ibérica,  y en menos de seis años acabaría como un erial una superficie igual a toda la selva amazónica. 

Según Eurostat, en 2004 la densidad del parque automovilístico en Estados Unidos era de 759 vehículos por cada 1000 habitantes,  y Europa se le aproxima con 472 coches por cada 1.000 habitantes. Estas cifras no han bajado sino, por el contrario, han seguido creciendo hasta la crisis de 2008. Si, como en los casos anteriores, aplicásemos la misma ratio de EEUU  a los referidos países emergentes, llegarían a contar con un parque de 1.897 millones de vehículos, unas 190 veces el parque actual, ya que según las estadísticas más recientes ahora disponen de 4 coches por cada mil habitantes.  Aparte de la incalculable cantidad de acero y plásticos necesaria para construirlos y de la ingente cantidad de CO2 que se vertería a la atmósfera, (teniendo en cuenta que cada litro de combustible produce de promedio unos 2 Kg. de CO2), no existen reservas de petróleo ni refinerías suficientes en el mundo para abastecer tal cantidad de vehículos. Hay que tener en cuenta que, según los cálculos más favorables, siguiendo el actual ritmo de consumo, las reservas mundiales de petróleo se agotarán en menos de 50 años.   

Concluyendo, por las razones expuestas, el planeta Tierra no dispone de agua dulce, ni masa forestal, ni atmósfera limpia, ni energía suficientes para que se pueda alcanzar un desarrollo económico global y generalizado cercano al de los países ricos. Por lo tanto, podemos deducir que el desarrollo del capitalismo neoliberal, proclamado también por determinadas instituciones y organizaciones que alimentan el modelo, ni siquiera es una utopía posible en un tiempo lejano, es sencillamente una falacia. El sistema capitalista de los países ricos produce una paradoja (o un cinismo) de muy difícil solución: incentivar la producción y el consumo para sostener el desarrollo interno mientras agota los recursos de toda la humanidad, que  impide que los otros países menos desarrollados económicamente puedan crecer. Sin embargo, no dejan de persuadir al resto del mundo con su propaganda imperialista a que copien su modelo económico. Para mantener dicho modelo están dispuestos a combatir con cualquier arma a su alcance, pues según declaró el teólogo Leonardo Boff, había oído directamente a un alto cargo militar estadounidense manifestar que el Pentágono dispone de veinticinco armas letales diferentes y que cada una de ellas puede  exterminar a toda la humanidad. Desconozco si también tienen un sistema para discriminar entre norteamericanos y el resto de los seres humanos durante el exterminio.

Conclusiones:
1ª.- Debido a los limitados recursos de la Tierra,  es matemáticamente imposible que China y la India puedan alcanzar alguna vez el nivel de consumo de los Estados Unidos.
2ª.- Que para que haya países ricos necesariamente tiene que haber países pobres.
3ª.- Ya que los países pobres nunca podrán alcanzar el nivel económico de los ricos, para acercarse a un equilibrio económico, político y social entre las naciones, base necesaria (pero no suficiente) para  la paz en el mundo, los países ricos tienen que bajar su nivel de consumo, lo que implica cambiar de modelo económico. (Y si no se cambia, gritaremos como los hermanos Marx en el Oeste: ¡Más madera, esto es la guerra!)
4ª.- A  partir de los datos del texto y de estas primeras conclusiones, con tu propia capacidad deductiva – estimado/a pasajero/a de esta nave planetaria - podrás extraer otras muchas conclusiones, lo cual sería de agradecer poderlas compartir.